Una noche, estando en Villa Bernal, intenté describir con cien palabras, al modo de Jordi Cebrián, lo que me había seducido de este sitio tan hermoso. Lo intenté una primera vez y taché todo después de leerlo. Al segundo intento me salieron justas las cien palabras, que son las siguientes:
Estoy escribiendo puras estupideces. No atino a describir con propiedad lo que me rodea. Sentí algo eléctrico al ver la Peña a lo lejos, desde la carretera, cuando Irma la descubrió. Entre la imagen de internet y la Peña en vivo hay un abismo insalvable. Parece un vigilante la peña, una especie de testigo que observa, inmutable, el deambular de la gente, la risa de los niños, el destino de los hombres. Todo es amable en Bernal: sus habitantes, sus calles estrechas y empinadas, sus macetones multicolores, su lluvia intensa, sus misterios. Estoy aquí y ya quiero volver de nuevo.
VENEZUELA Y EL BRICS+
Hace 3 días
Ah... deberías escribir más, lo disfruto mucho, no necesito ni de una imagen para desear ir a Villa Bernal después de leer tu relato de cien palabras, qué bella descripción :D
ResponderEliminarOjalá yo pudiera escribir como tú dibujas.
ResponderEliminar...Estoy aquí y ya quiero volver de nuevo...
ResponderEliminarTía eso lo había sentido miles de veces, pero nunca había quedado en palabras. Gracias.
Gracias a ti, Yunuen, por decirlo.
ResponderEliminar