sábado, 6 de marzo de 2010

Otto-Raúl González, Sea breve





OTTO-RAÚL GONZÁLEZ

(Guatemala, 1921—México, 2007)



Hoy quiero compartirles unos cuentos de Otto-Raúl González, tomados de su libro Sea breve, publicado en 2004 por Editorial Praxis.

Aún no tengo cámara digital y no conseguí ninguna imagen del libro en cuestión. Quien desee, puede verlo en http://www.editorialpraxis.com/ , al igual que otros títulos de esta excelente editorial, o bien dar un paseo virtual por la misma.




Las dos imágenes de Editorial Praxis están tomadas del blog http://jmnstudio.blogspot.com/




ENTRADA


Y cuando Tito Monterroso dijo que mis cuentos breves estaban bien, todavía estaba aquí.




Tito Monterroso



EL CUENTISTA


Anselmo Rivas quería ser cuentista. Se le ocurrían muchos temas, pero nunca los redactaba. Simplemente dejaba que le bailaran en la mente. La directora de una conocida editorial, amiga suya, le dijo que estaba dispuesta a publicarle un libro de cuentos. Ésta era la cuarta o quinta vez que lo llamaba por teléfono y cuando dejaron de hablar, ella pensó: "a ver con qué cuento me sale ahora".



LOS GARCÍA


—¿Bueno? Quiero hablar con García.

—¿Cuál de todos? ¿García Gómez? ¿García Flores? ¿García Prada? ¿García Granados? ¿García Rubio? ¿García Lorca? ¿García Máinez? ¿García Pérez? ¿García Méndez? ¿García Mendoza? ¿García Márquez? ¿García Vides? ¿García Rueda? ¿García Ponce? ¿García Cano? ¿García López? ¿García Mora? ¿García Hernández? ¿García Sánchez? ¿García Rojas? ¿García Naranjo...?

—Bueno, pues con cualquiera de ellos.



BAR INTERNACIONAL


——¿Qué va a tomar el caballero?

—Pues, para recordar mi tierra, tráigame, por favor, un whisky doble.

—El taimado camarero analizó la elegante figura del cliente, reparó en sus rasgos evidentemente chichimecas y, con mal disimulada sorna, espetó:

—¿A poco el señor es de Escocia?

—No, amigo. Soy de Huixquilucan.



NIÑO PRECOZ


La señora Computadora había dado a sombra un hermoso computadorcito, que al nacer pesaba robustos diez kilos. El señor Computador apagaba y encendía, encendía y apagaba sus focos electrónicos de arriba para mostrar su mecanizado júbilo. Por extraño que parezca, no repartía cigarros, puros, entre sus amigos, sino preciosas cartulinas en blanco.

Hijo de padres tan inteligentes, Computadorcito se comportaba como tal y, a los tres días de haber aparecido en el mundo, ya resolvía los más complicados problemas, cuya solución le fuese pedida.

Un día, llegó a la casa de la familia una tía vieja, retrógrada y pasada de moda y, al ver en funciones a su sobrino prodigio, solamente alcanzó a exclamar: "¡Ay, hijito! ¿Cómo? ¿Tan pequeño y ya computas?".



4 comentarios:

  1. Jajajaja fenomenales todos, lindo el de Monterroso y cagadísimo el de Huixquilucan jajajaja un wisky ajajaja

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  2. ¡Gracias!
    Además del de Monterroso, el que más me gusta es el de Los García :D

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  3. Me alegra mucho que te haya gustado, óscar. Gracias por tu comentario.

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