domingo, 20 de febrero de 2011

Epígrafe, Salvador de Madariaga


Catedral de Las Lajas, Colombia (imágenes tomadas de Internet).


El siguiente epígrafe lo tomé del libro Europa, de J. Leyva, Mondadori, 1988.


... amemos a Europa, nuestra Europa sonora de las carcajadas de Rabelais, luminosa de la sonrisa de Erasmo, chispeante del ingenio de Voltaire, en cuyos cielos mentales brillan los ojos fogosos de Dante, los claros ojos de Shakespeare, los ojos serenos de Goethe, los ojos atormentados de Dostoievski; esta Europa a la que siempre sonríe la Gioconda, y en la que Moisés y David surgen a la vida perenne del mármol de Miguel Ángel, y el genio de Bach se alza espontáneamente en los aires de la melodía para quedar captado en su geometría intelectual; donde Hamlet busca en el pensamiento el misterio de su inacción y Fausto busca en la acción consuelo al vacío de su pensamiento; donde Don Juan ansía hallar en las mujeres que topa la mujer que nunca encuentra, y Don Quijote, lanza en ristre, galopa para obligar a la realidad a alzarse sobre sí misma; esta Europa en donde Newton y Leibniz miden lo infinitesimal, y las catedrales, como dijo inmortalmente Musset, rezan de rodillas en sus vestidos de piedra; donde los ríos, hilos de plata, hacen rosarios de ciudades, joyeles cincelados en el cristal del espacio por el buril del tiempo...

SALVADOR DE MADARIAGA
(Congreso de La Haya, 1948)




Catedral de Palma de Mallorca, España.




Catedral de San Basilio, Moscú, Rusia.



Catedral de Milán, Italia.


... y las catedrales, como dijo inmortalmente Musset, rezan de rodillas en sus vestidos de piedra...

lunes, 14 de febrero de 2011

Algo para celebrar el Día de San Valentín

Anoto al pie de cada imagen el sitio de donde las tomé o el crédito correspondiente.



love-watermelon, fotografía de Jorge L. Gazzano.




Bakerella.



Jessica Zoë Kalendek.


Storey shop.


Hot lips sugar cookie, de Jessica Zoë Kalendek.



Storey shop.



Stained glass butter cookies, Jessica Zoë Kalendek.



Stamping Mathilda blogspot.



Storey shop, Inglaterra.



Galletas gigantes de corazón, de Jessica Zoë Kalendek.



Galletas de azúcar, de Sugar and flour.


Valentine's day cake pops, de Bakerella.



Tarjeta victoriana.

jueves, 10 de febrero de 2011

Del libro 'Para morir iguales', de Josefina Estrada


Josefina Estrada.


Hasta parecen mujeres de verdad (fragmento)

Entonces, como le iba diciendo la otra vez, las patronas son bien chistosas, por no decir otra cosa. A mí me ha pasado muchas veces: me mandan buscar, voy a verlas y me dicen: "Deja a la señora con quien estás trabajando y vente conmigo. Te mejoro la paga." Y por más que les diga que ahí donde estoy, estoy bien, se ponen bien necias. Yo no digo que todas sean iguales. Pero si las patronas ven que su vecina tiene a una buena muchacha, van y le calientan la cabeza, hasta que la convencen. ¡Pero no les haga lo mismo a ellas, porque se ponen como diablos! Sí, eso: exigen fidelidad, pero ellas no respetan a la sirvienta ajena.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Simpáticos marcapáginas


Hará un par de meses vi estos marcapáginas y guardé las imágenes. Lo malo es que no anoté el nombre de la persona que los diseña y vende. Hoy traté de recuperar la página, pero no di con ella. Así, pues, me disculpo por no dar el crédito correspondiente.

















sábado, 5 de febrero de 2011

Kurt Vonnegut (1922-2007)


El año pasado leí Dios le bendiga, Mr. Rosewater, de Kurt Vonnegut, Jr. Ignoro por qué en otros títulos suprimen el junior.
Para mí, es una crítica feroz de la sociedad norteamericana, así que me encantó. La novela desmiente el dicho "De tal palo, tal astilla", o, como dirían los gringos: "Like father, like son". Aunque quizá sea solamente una excepción a la regla, o tal vez de tal padre sólo podía esperarse un hijo como Eliot Rosewater.

Es muy probable que esta novela no se consiga nueva. Yo la compré a 18 pesos en una librería de viejo hará un par de años.

El párrafo que les comparto habla de una novela titulada 2BRO2B, de un escritor ficticio llamado Kilgore Trout
http://en.wikipedia.org/wiki/Kilgore_Trout , a quien el protagonista —Eliot Rosewater— considera el mejor escritor de su tiempo.



Todas las enfermedades graves estaban conquistadas. La muerte era, por tanto, voluntaria, y el gobierno, para animar a los voluntarios, construía un Salón del Suicidio Ético con tejado púrpura en todas las plazas mayores, junto a bares de un tal Howard Johnson, con tejado naranja. Había bonitas camareras en el salón, gentes que atendían a los visitantes voluntarios y una elección de catorce modos de morir sin dolor. Sus Salones de Suicidio estaban siempre llenos, porque había demasiadas personas sin interés por vivir y porque se suponía que la muerte era algo generoso y patriótico. Los suicidas recibían también una última comida gratis en el bar vecino.
Etcétera. Trout tenía una maravillosa imaginación.
Uno de los personajes preguntaba a una camarera de la muerte si él iría al cielo, y ella le decía que claro que sí. Preguntaba él si vería a Dios, y ella decía:
—Naturalmente, encanto.
—Así lo espero. Quiero preguntarle algo que nunca pude averiguar aquí.
—¿Qué es? —decía ella.
—¿Para qué demonios existe el hombre?



Kurt Vonnegut jugando con su perro.

martes, 1 de febrero de 2011

Medio pan y un libro, Federico García Lorca


Recibí por correo este texto, un emotivo y muy bello discurso (que no conocía) de Federico García Lorca cuando lo invitaron a inaugurar la biblioteca de su pueblo.

García Lorca y Salvador Dalí.


El poeta con Luis Buñuel.


Medio pan y un libro

Discurso de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931.


"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero mejor que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa -mucho más que Lenin-, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los mejores sabios de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.”