miércoles, 7 de octubre de 2009

La chica que soñaba con un cerillo y un galón de gasolina, de Stieg Larsson


La imagen de la portada del libro la tomé de Internet y corresponde a la edición española, de ahí las ligeras variantes en el título.


Esta segunda parte de la trilogía Millennium, de Stieg Larsson, también me atrapó irremediablemente. Ahora sé por qué la chica soñaba con un cerillo y un galón de gasolina. Asimismo, ahora puedo responder a las preguntas que me hacía cuando terminé de leer Los hombres que no amaban a las mujeres, a saber: ¿Quién es Lisbeth Salander? ¿Qué hay en su pasado? ¿Por qué es tan huraña y reacia a hablar de sí misma? También ahora queda totalmente claro el título de la primera novela.

No creo que Millennium pueda clasificarse como una obra maestra de la literatura, en principio porque lo que hoy nos asombra de Salander, de aquí a veinte o cincuenta años se verá envejecido y superado. Es decir, la trama es fascinante e impredecible y Lisbeth Salander un personaje memorable. Sin embargo, ¿se convertirá Salander en un prototipo como lo es Lolita, por ejemplo? Planteado de otra manera, una vez resuelto el enigma que nos mantiene enganchados a la novela, lo que nos ha dado la novela es tan gratificante como para volver a leerla?

En concreto, lo que no puedo explicarme es qué hace inmortal a una obra literaria. Por lo pronto me basta con decir que he gozado plenamente con la lectura de las dos novelas y casi puedo afirmar que sucederá lo mismo con la tercera. Por lo mismo, me gustaría que Salander sobreviviera a la prueba del tiempo. Su historia es terrible y ella sobrevive gracias a una inteligencia y a una valentía sin fisuras, pero el arma "tecnológica" con que cuenta ¿mantendrá su hechizo a fines del siglo XXI?

En fin, una vez resuelto el caso Salander, ¿es ella La reina en el palacio de las corrientes de aire. ¿Por qué reina y por qué palacio de las corrientes de aire?

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