domingo, 25 de octubre de 2009

Algo sobre La punta de la lengua, de Álex Grijelmo


Soy miope, por tanto puedo ver de cerca pero no de lejos. Digo esto porque de noche, antes de dormirme, leo un rato pero ya sin mis lentes de contacto. Y veo bien, puede que mejor que con los lentes, pero me canso pronto, de modo que elijo lecturas cortas, como minificción o artículos breves. Ahora estoy leyendo La punta de la lengua, de Álex Grijelmo, libro que me va muy bien pues puedo leer varias entradas de un capítulo cada noche.

Hace unos minutos, cuando escribía el título de esta entrada del blog, pensé que bien podría titularse La puta de la lengua (espero que no me censuren), aunque sé que no soy para nada original, ya que inconscientemente quienes me dieron esta idea fueron Marcial, Quevedo y Octavio Paz. Es curioso cómo se dan las asociaciones, pues, como señalé, llevo varias noches leyendo el libro y jamás, hasta ahora que lo escribí, se me había ocurrido esa ligera (aunque significativa) variante del título.

El libro me está gustando y divirtiendo mucho porque defiende el buen uso del español, el respeto a nuestra lengua y lo hace con gracia e ingenio. Según Álex Grijelmo, no sólo los locutores, los periodistas y los políticos atentan contra el idioma, sino también la mismísima Real Academia de la Lengua, y ofrece numerosos ejemplos de ello.

En una nota al pie, el autor nos explica que su nombre no es una gringada ni se llama así porque venere el inglés. He aquí la nota:

A veces me preguntan cómo es posible que, atacando como ataco los anglicismos, me haga llamar Álex. No quisiera dar la sensación de que ataco los anglicismos —digo "fútbol" continuamente—, sino sólo aquellos que reducen nuestros matices, nuestro léxico, nuestra independencia mental. Y me llamaron Álex de pequeño: en eso quedó mi nombre real (a diferencia del oficial, que es Alejandro); y que no procede del inglés como mucha gente cree en un rapto de la colonización mental que sufrimos todos, sino del griego. Lo escribo acentuado porque así debe hacerse en español, como sucede, por ejemplo, con Félix. Es el hipocorístico que me ha caído en suerte. Le tengo cariño, tanto tiempo juntos...

El libro está dividido en 12 capítulos, muchos de ellos con títulos muy sugerentes:

Administrativismos
Politiquismos
Perioditismos
Medicanismos
Avionismos
Cancionismos
Clonaciones
Diccionario de palabras moribundas

Creo que todo amante del español debe leerlo para saber cuántas barbaridades dice porque se le han "pegado" de aquí o de allá. Quizá algunos de los perioditismos o politiquismos no nos suenen mucho a nosotros los mexicanos, porque se trata más bien de españolismos, pero la mayor parte del libro se puede aplicar bien a Hispanoamérica.

Hoy recibí un correo (un E-mail) con varios dichos del Quijote, lo cual me recordó la siguiente entrada del capítulo 3 (Perioditismos) y que con gusto transcribo aquí:


DEL QUE SU (CUYO)

Las pérdidas que sufre nuestro idioma en estos tiempos han alcanzado a un adjetivo relativo ilustre, que va desapareciendo de nuestro lenguaje pese a su belleza y funcionalidad: cuyo.

Se trata de un vocablo que muestra en quien lo usa una buena coordinación mental y un armazón sintáctico eficazmente construido. Algo de eso debió de faltarles a quienes escribieron estas frases (tomadas de la prensa): "Sufrió un accidente del que se desconocen sus causas", "la policía libera a dos ancianas de una residencia clandestina donde el dueño las maltrataba", "un incendio forestal del que se investiga su origen", "se le pagó un talón, destinado a terceras personas, de las que no puede decir el nombre".

Todas estas frases adquirirían mayor elegancia —y concisión— escritas con "cuyo": "Sufrió un accidente cuyas causas se desconocen", "la policía libera a dos ancianas de una residencia clandestina cuyo dueño las maltrataba", "un incendio forestal cuyo origen se investiga", "se le pagó un talón, destinado a terceras personas cuyos nombres no puede decir".

Si Cervantes hubiera sido periodista hoy en día, tal vez habría empezado el Quijote así: "En un lugar de La Mancha del que no me quiero acordar del nombre...".

Grijelmo Alex, La punta de la lengua, Ed. Santillana, pp. 58-59.


2 comentarios:

  1. jajaja ¡Muy bueno! Ese libro suena muy divertido e interesante y aparte didáctico pa´ poder corregir sin error jiji! Ese también me gustaría leerlo pero vamos por partes jajaja :D

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  2. Nomás no se entretenga tanto en las "partes", porque al paso que vamos...:]
    Sí, el libro está divertido. Yo me duermo contenta después de leerlo. Casi cada entrada la cierra el autor jugando con la palabra de la que está hablando.
    Aquí estará a su entera disposición pa' cuando se anime :D

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