domingo, 26 de septiembre de 2010

Leer a media tarde, por Jordi Cebrián

Ilustración de Huidobro, tomada de un artículo de Juan Domingo Argüelles, publicado en La Jornada Semanal.




Hoy comencé a leer por la tarde Oryx y Crake, de Margaret Atwood. Más o menos a la vigésima página, los ojos se me empezaron a cerrar y di cabezadas, hasta que finalmente me quedé dormida, sentada y con lentes de contacto, durante unas tres horas.

Este cansancio o sueño irresistible se debió a un fuerte catarro que comenzó hace 4 días con dolor de garganta e infección en los oídos. Anoto esto para aclarar que nada tuvo que ver con el libro de Atwood que, aunque extraño, me está resultando difícil de soltar.

En fin, hoy no quería hablar de esto, sino invitarlos a la exposición de una amiga, a la cual dedicaré en unos minutos la siguiente entrada.

Sin embargo, sucedió que al abrir mi blog, volví a ver que Jordi Cebrián había escrito hace un mes otro de sus cuentos de cien palabras http://cienpalabras.blogspot.com/2010/08/leer-mediatarde.html. No lo leí antes porque estaba atareada en conseguir imágenes de Christopher Priest y en pensar qué diría acerca de su novela El glamour.

Pero hoy me llamó la atención el título: "Leer a media tarde", porque justamente eso hice hoy y a su personaje también lo vence el sueño.

El cuento es maravilloso. Aquí lo tienen.



Leer a media tarde



Estás sentado, leyendo esto, pero el sueño te vence, y al despertar levantas la cabeza y te golpeas contra la tapa del ataúd, todo está oscuro, apenas sitio para mover un poco las rodillas, descubres que es real y el miedo te golpea el pecho y cuando puedes volver a respirar gritas y nadie responde, y temes quedarte allí hasta morir de sed, de asfixia, de dolor, de horror, pero entonces despiertas, te recuperas, dejas atrás la pesadilla, ya sin sueño prosigues la lectura, no miras a tu espalda, no ves la mano con el pañuelo, el cloroformo, el sueño.



Jordi Cebrián




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