El escritor Milorad Pavic, quien nació en Belgrado en 1929, murió hace dos días, el 30 de noviembre, a los 81 años de edad.
De él sólo he leído el Diccionario jázaro (el ejemplar femenino, ya que también hay uno masculino), una obra fascinante. Cito a continuación las palabras de Angela Carter (London Review of Books) que aparecen en la solapa del libro:
"Este libro es un ejercicio de lectura creativa. El lector puede reordenarlo en "un infinito número de variaciones, como un cubo Rubic", según nos dice Milorad Pavic... Es un libro para jugar con él, para abrirlo y llevarse cosas, un libro de delicias y un libro de trampas... Una vasta generosidad de la imaginación".
El Diccionario jázaro tiene como subtítulo Novela léxico en 100,000 palabras, y Pavic escribe como ¿dedicatoria? ¿advertencia? ¿invitación? ¿profecía? lo siguiente:
Aquí yace el lector
que nunca abrirá este libro.
Aquí está, muerto para siempre.
Y ahora copio un pequeño fragmento sobre los jázaros (Diccionario jázaro, pp. 134-135, tercera edición, marzo 2000, trad. Dalibor Soldatic, ed. Anagrama):
Los jázaros creen que en la más oscura profundidad del mar Caspio hay un pez sin ojos que mide como un reloj el tiempo exacto del cosmos. Según las leyendas jázaras, al comienzo, todo lo creado, el pasado y el futuro, todos los sucesos y objetos flotaban fundidos en el río en llamas del tiempo; las criaturas ya existentes y las futuras estaban mezcladas como el jabón en el agua. Ante el horror de todos los seres, cada materia orgánica en aquella época podía crear cualquier otra y sólo el dios jázaro de la sal les limitó ese libre arbitrio y destinó a las criaturas a procrear a otros similares a sí mismos. Separó el pasado del futuro y colocó su trono en el presente, pero siguió paseando por el futuro y sobrevolando el pasado para controlarlo. De sí mismo crea el universo entero, pero también lo devora y rumia todo lo viejo para vomitar el mundo rejuvenecido. El destino de todas las razas humanas, el libro de los pueblos, está señalado en el universo, en el que cada estrella representa la cuna y la existencia ya cumplida de una lengua o de un pueblo. De modo que en el cosmos es visible toda la eternidad en la cual brillan, como las estrellas, los destinos de las razas humanas.
Aclaro que tanto la "c" de Pavic como la de Soldatic (el traductor) llevan acento, pero como mi blog (o PC, no sé) funciona en español y no en serbocroata, se niega rotundamente a colocar el acento en la c.
Fascinante, aunque no entiendo lo que escribe Pavic, supongo que se tendrá que leer el libro para entenderlo.
ResponderEliminarSiempre ofreciendo cosas nuevas e interesantes :D
Creo que lo leíste muy rápido, por eso dices que no lo entiendes.
ResponderEliminarPara mí, lo que escribe Pavic en este párrafo es una explicación del mundo, del tiempo, del destino; vaya, de lo que somos, pero narrado muy padre, como podrían haberlo contado los mismos jázaros (sin importar si existieron o no).